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La primera cobertura informativa de Julia Varela, presentadora del programa «Dúos increíbles»

«Fue un directo, en verano, estaba sudando y se me puso una mosca en la nariz»

Julia Varela es periodista, presentadora y escritora. Estudió en la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado casi toda su carrera en RTVE. Ha sido comentarista del Festival de la Canción de Eurovisión y de su versión Junior y ha colaborado en programas como A partir de hoy, de TVE, Tarde lo que tarde y Gente despierta, en RNE. En 2019 publicó su primera novela ¿Por qué me pido un gin tonic si no me gusta? Desde hace dos meses presenta Dúos Increíbles, junto a Xavi Martínez, en La 1. 

“Estaba en TVE. Me mandaron a cubrir un suceso a Gérgal, un pueblo de Almería, de la Andalucía profunda. Viajamos desde Madrid y llegamos tardísimo. Yo iba haciendo llamadas en el coche para tener toda la información y preparar el directo. Al llegar, ya casi era la hora. El suceso era una disputa por una herencia. Un vecino del pueblo había disparado a su hermana y la Guardia Civil lo estaba buscando.

Era mi primer directo. Siempre me acordaré. Al llegar, el cámara estaba ya esperándonos. Me puse delante de la cámara y me dieron paso desde Madrid: “Julia Varela, cuéntanos”. Cuando terminé fue como… ¡Buá! Creo que hasta perdí kilos. Recuerdo las palabras de mi jefe: “Este es el primero, solo puede mejorar”. La verdad es que había estado muy nerviosa, pendiente de narrar bien la noticia. Pero era verano, estaba sudando y se me había puesto una mosca en la nariz. Sin embargo, salió adelante, que es lo que importa.

Cuando terminé el directo, pensé que había salido fatal. Era un suceso complejo porque la Guardia Civil tenía al protagonista de la historia cercado en una casa, con armas de fuego. Y yo, que era una novata, tenía que narrar lo que estaba ocurriendo.  Aprendí mucho, a pesar de que también sufrí un poquito.

En cambio, mi primera vez en un estudio de radio fue diferente. Tienes que controlar los nervios puesto que transmites con la voz. Pero sin el componente de la imagen, la sensación es distinta. Se enciende la luz roja y estás tú solo con el micrófono. Empiezas a hablar y es como si se abriese el suelo bajo tus pies y tienes que tranquilizarte. Aunque con los años lo vas controlando, nunca hay que perder la tensión y el respeto frente al micrófono.

El periodismo es un oficio constante, del día a día. A fuerza de equivocarte y de repetir una y otra vez, vas perfeccionando.

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