Matar al director, la novela negra de Bru Rovira
El periodista presentó su primera novela en la librería Méndez de Madrid junto a Maruja Torres e Íñigo Domínguez
Entrando en la histórica librería Méndez, allá por la calle Mayor madrileña, encuentras estanterías, libros y un busto de Cervantes. Esta imagen es la que vigila de manera cenital a tres ponentes con mucho cayo periodístico: Bru Rovira, Maruja Torres e Íñigo Domínguez, reunidos para la presentación de la primera novela de Rovira, Matar al director. Protagonizada por una antigua reportera de guerra descontenta con la profesión que investiga el asesinato de un director de periódico, el libro gira en torno al periodismo, tal y como ocurre en esta presentación.
La conversación entre el trío comenzaba con un homenaje a Ramón Lobo, periodista fallecido en agosto de 2023 a causa de un cáncer. Torres, mientras balanceaba sus gafas de ver, recordó a su amigo con un “no está muerto, está en un país sin cobertura”. En aquel país incomunicado se encuentran muchos otros compañeros de generación de la reportera, quien asombrada se acordaba del fallecimiento de varios conocidos y de publicaciones que han formado parte de su vida. Fue ella quien descubrió a Bru Rovira. Tomando café por el Rabal, Torres animó a Rovira a probar esto del periodismo. Ella no recordaba el impacto que tuvo en la carrera de Bru, pero él contaba cómo la periodista le llevó a un concierto de Sara Montiel para que pudiera entrevistarla. Era otra época en la que Franco seguía de cuerpo presente y la censura era el reto periodístico al que se tenían que enfrentar los profesionales de la época. “Escribir entre líneas era lo que debían hacer los periodistas en el franquismo para sortear al censor”, afirmó el autor del libro Matar al director.
Rovira comentó que actualmente gusta más informarse a través de libros, que la información hay que interpretarla y que el periodismo actual es “uno de frases”. Torres sentenció que hacen falta buenas empresas periodísticas. Hablaron también del algoritmo, de cómo ha cambiado la profesión para “ni mejor, ni peor”, aseguró Bru Rovira. Este, retirado del oficio del tabloide, explicó que en la novela hay mucho del “Excel”. Este programa, usado como metáfora, sirve para explicar los despidos a periodistas veteranos para contratar a más profesionales con contratos precarios. Es decir, matar la independencia económica del periodista. Los sueldos que cobraban tiempo atrás eran mayores que los de la actualidad, al igual que el tiempo que les daban para escribir. Maruja confesó haber vivido el mejor tiempo para hacer periodismo en España por los sueldos que podían llegar a cobrar y por las redacciones llenas de “gente con ímpetu». Pero también se lamentó de que este mundo ya no existe y decía sentir “nostalgia por el periodismo”.