Finaliza la 82ª Feria del Libro de Madrid
Un año más, miles de personas acudieron al Retiro para compartir su pasión por la literatura
La pandemia es ya un mero recuerdo y los ávidos lectores aprovecharon los momentos de sol para descubrir novedades, conocer ídolos y visitar librerías.
El gentío fue heterogéneo: parejas jóvenes, familias, matrimonios mayores y grupos de amigos pasearon por el mítico parque madrileño del Retiro ojeando ejemplares y departiendo con los vendedores. El ambiente era jovial y, aunque la muchedumbre llenaba los espacios, el posible agobio se vio mitigado por las sonrisas y los gestos amables.
En las terrazas que salpican el bulevar, en las que la gente regaba su paseo con refrescos y aperitivos, reinaban las conversaciones literarias. Las recomendaciones y las críticas cruzaban las mesas como los vasos de horchata y los minis de cerveza. Algunas casetas, las menos, atraían enormes colas por el renombre de los autores que firmaban.
En una de ellas, la de la librería Rafael Alberti, estuvo Manuel Vilas con su nueva novela, Nosotros, ganadora del Premio Nadal 2023, aunque muchos de los lectores que hacían cola para hablar con él y recibir su firma llevaban entre las manos otros libros suyos. El cariño se notaba en el ambiente y, claramente, era mutuo. Sin embargo, para Vilas, que se mostraba contento y encantador con todos, “el cariño no es suficiente, hay que convertirlo en compras”. Según decía con humor el escritor barbastrense, la mejor frase de la feria no es otra que “¿efectivo o tarjeta?”. El año pasado, por la 81º edición pasaron más de tres millones de visitantes, que dejaron unas ventas superiores a los diez millones de euros. Según ha adelantado a Europa Press la directora de la Feria, Eva Orúe, “las cifras finales se aproximarán mucho a las del año pasado”.
Otras casetas, la mayoría, se conformaban con los curiosos que pululaban de portada en portada. Pero no sólo los grandes y pequeños del mundo editorial acudieron a la cita con su público: las universidades, las embajadas, las ONG y las grandes empresas tampoco quisieron faltar a uno de los principales eventos culturales del año.
La histórica librería Pérgamo
Esta edición tuvo, además, un toque especial para la literatura madrileña. Por primera vez, Pérgamo, la librería más antigua de Madrid, tuvo su propia caseta. Abierta en 1945 y forzada a cerrar en enero del año pasado, Pérgamo es un pedazo de historia que se resiste a morir. Ni seis meses tuvo que aguantar la calle General Oráa sin su negocio más icónico que un empresario mexicano, que prefiere mantener el anonimato, decidió reflotar en cuanto supo de su cierre. Pablo Cerezo, sociólogo reconvertido en librero, cambió estos días el histórico local del barrio de Salamanca por una caseta de la feria y atendió a Infoactualidad para relatar la experiencia. Cerezo explicó que, en esta nueva etapa, Pérgamo ha decidido desmarcarse de las novedades. Siendo una librería con un enorme bagaje detrás, pero relanzada por gente muy joven -él tiene sólo 25 años-, prioriza ahora editoriales pequeñas mientras presta también especial importancia a los clásicos.
El librero se mostró entusiasmado por la buena acogida en su primera vez en la feria. “El gremio editorial es muy generoso y, afortunadamente, es grande y hay sitio para todos”, celebraba mientras empaquetaba epopeyas griegas junto con ensayos sobre eco-feminismo. “Esperemos que sea la primera feria de muchas”, aventuró con fundada esperanza.
Representación de la Facultad de Ciencias de la Información
Además de la caseta de Ediciones Complutense, la universidad, y en especial nuestra facultad, ha tenido un papel importante en la feria: más de diez profesores han acudido este año para presentar y firmar sus libros. Algunos de los estuvieron en la feria son:
– Eva Aladro, con Libro del azul y los colores.
– Manuel Broullón, con Brecha sonora y vibrante.
– Yolanda Martínez Solana y Felipe manchón con Los atentados del 11M. Cuatro días que cambiaron la historia de España.
– Adrián Moreno, con Registro permanente, Infórmate sin límites y Código Hackeo.
– Rafael Rodríguez Tranche, con La Ciudad Universitaria de Madrid y la Casa de Velázquez: escenas y huellas de una guerra
– Pablo Sapag, con Siria en perspectiva: de una crisis internacionalmente mediatizada a la reconstrucción física y política.
– Isabel Tajahuerce y Violeta Izquierdo, con El acceso a la educación universitaria en América y España desde una perspectiva de género.
– David Varona, con La nueva era del podcast.
– Ana Velasco Molpereces, con Ropa vieja: historia de las prendas que vestimos.
