Javier Arias Díaz: “Hay que ser muy prudente con lo que se promete en época electoral, me da la impresión de que la gente se viene arriba”
Javier Arias Díaz es catedrático de Cirugía de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), decano de la Facultad de Medicina, con labor asistencial como cirujano general y del aparato digestivo en el Hospital Clínico San Carlos. Actualmente es decano de la Facultad de Medicina, donde recibe a Infoactualidad para hablar de su candidatura a rector y de su programa basado, según subraya, en valores. Asegura que todas las decisiones que se tomen desde el gobierno de la universidad deben de tener en cuenta a las personas que la forman, pues “en campos como la educación universitaria, la investigación o la sanidad, las personas son fundamentales”.
¿Cómo afronta esta candidatura a rector de la UCM?
Con ilusión. Creo que puedo ser útil, es un reto muy interesante. La verdad es que, como me siento complutense y tengo cariño por esta universidad, me ilusiona mucho la posibilidad de mejorarla y de trabajar por ella.
¿Por qué decidió presentarse a estas elecciones?
Cuando fui elegido decano de la Facultad de Medicina, sentí una gran responsabilidad porque, de alguna manera, muchas personas habían confiado en mí para esta tarea. Lo afronté con ilusión y con esfuerzo. La segunda vez que me presenté, me eligieron prácticamente por unanimidad, y eso me enorgulleció bastante porque ya no se votaba un plan en un papel o unas promesas, sino una gestión que había sido considerada buena. La gestión de la Facultad de Medicina es muy compleja. Mucho menos compleja que la Complutense, claro, pero creo que mi experiencia al frente de ella puede ser muy útil.
¿Cuáles son los puntos clave de su programa que le podrían llevar a ser elegido el próximo día 21?
Mi programa lo he basado en valores, lo hemos llamado “Valor Complutense”. Creo que la gestión supone preocuparse de tres grandes patas: una sería el día a día, que es, digamos, apagar fuegos. Las cosas tienen que funcionar, hay que arreglarlas. Otra sería la planificación estratégica, que es mirar el futuro. Y, por último, una parte muy importante que son las personas. En campos como la educación universitaria, la investigación o la sanidad, las personas son fundamentales.
Cuando hablo de valores me refiero a que las decisiones que se tomen deben tener en cuenta a las personas. A la hora de tomar decisiones podemos optar por dos caminos. Un camino consecuencialista, qué significa que el fin justifica los medios, o un camino en el que lo importante son las personas, que es la forma que yo tengo de ver las cosas. Yo soy contrario a la dinámica de mayorías y minorías, ya que supone que, votación tras votación, se van perdiendo personas porque ya no tienen un proyecto común. Hay que buscar el consenso, que puede no satisfacer a todo el mundo, pero hace que todo el mundo se sienta parte de la decisión y reme en la misma dirección. Y el remar juntos da mucha fuerza, unidos somos más fuertes. Esa es un poco mi meta, lograr esa unión.
Por otra parte, la esencia de la universidad es crear conocimiento, transmitirlo y ponerlo al servicio de la sociedad, pero la sociedad tiene que verlo y tenemos que estar presentes en la sociedad. Tenemos que comunicar, comunicar bien, de manera profesional, porque eso hará que tengamos más presencia y más influencia en la sociedad. Resumiendo: creo que hay que trabajar ambas cosas, la esencia y la presencia, teniendo en cuenta a las personas y teniendo en cuenta los valores.
Por primera vez en 200 años de historia hay cuatro mujeres candidatas. ¿Qué le parece este impulso de las mujeres para liderar una de las universidades más importantes del mundo?
Me parece muy bien, aunque lo realmente importante es que quien salga elegido sea un buen rector o una buena rectora. A veces se le da demasiada importancia al hecho de que sea una mujer y parece que se esté estableciendo una diferencia abismal entre hombres y mujeres, y yo no veo ninguna diferencia. De hecho, en mi equipo creo que hay mayoría de mujeres.
Ha habido una época en que, desgraciadamente, el techo de cristal impedía a la mujer subir a partir de cierto nivel. Por suerte, creo que en la sociedad actual no importa cómo piense una persona, a quién vote, a quién rece o a quién bese. Eso son, digamos, peculiaridades del alma humana, que son todas válidas y todas merecen igual trato.
De toda su trayectoria profesional, ¿qué destacaría?
Mi trayectoria profesional ha sido muy variada. Yo destacaría la capacidad, o quizá la suerte que he tenido de poder reinventarme. Empecé estudiando mi carrera mientras trabajaba en un taller de mecánica. Por eso tengo tanta fijación con la universidad pública, porque yo pude estudiar Medicina gracias a que había una universidad pública y becas para el estudio.
Saqué el número 9 en el examen MIR y pasé una época en el Hospital 12 de Octubre dedicado al trasplante, porque era un hospital con mucha actividad de trasplante. Luego hice una oposición, saqué el número 1 y me fui al Clínico San Carlos, donde estuve muchos años de práctica quirúrgica y fui durante diez años tutor de residentes. Posteriormente, con el mismo cariño y la misma ilusión, fui director de departamento y luego decano. Y ahora una nueva etapa como rector…
En todas las etapas he disfrutado, me he dado al máximo y creo que, de alguna manera, los resultados han sido buenos. Me siento orgulloso del esfuerzo que he puesto en cada una de ellas.
¿Es quizás esto lo más arriesgado a lo que ha tenido que hacer frente en su carrera?
No, creo que no. Hay que definir lo que es arriesgado. Arriesgado es aquello que, si te sale mal, pierdes mucho. Una de las peores cosas que puede pasarle a un cirujano es que se le muera un paciente. Y, desgraciadamente, como he tenido que operar a pacientes muy graves, se me han muerto algunos. Pocas cosas hay más arriesgadas que intentar ayudar a alguien y no lograrlo. Por otro lado, también está lo que pierdes a nivel personal. Cuando me preguntan qué es lo más importante para mí en la vida siempre pienso en la salud o la familia, y no estamos hablando de perder nada de eso.
Sin embargo, sí que hay una cosa muy valiosa, muy importante, que puedes perder en un momento: la credibilidad, la fiabilidad. Eso sí me parece muy arriesgado, porque la credibilidad se puede perder en el momento en que tú hagas una promesa que luego no puedas cumplir. Hay que ser muy prudente con lo que se dice y lo que se promete, con las promesas electorales. A veces me da la impresión de que la gente se viene arriba y promete cosas que no va a poder cumplir. Por eso mi programa electoral no es muy posibilista, está basado en cosas, me comprometo a lo que realmente sé que puedo hacer o, por lo menos, me comprometo a intentar las cosas que sé que voy a intentar.
Los estudiantes tienen que participar en la gobernanza de la universidad porque su punto de vista es muy importante. Al final, son ellos los que están recibiendo ese conocimiento, ese ejemplo, ese servicio
¿Cuál será la primera medida que tomará si es elegido rector?
Lo primero será rodearme de un buen equipo, de un equipo profesional, de un equipo académico. No puedo dar nombres porque algunos a los que voy a proponer formar parte de mi equipo están ahora en otras candidaturas. Yo creo que quien sea de verdad complutense, aunque ahora tenga el gorro de tal candidatura, al día siguiente de las elecciones se quitará ese gorro y se pondrá el gorro complutense.Lo fundamental es tener un buen equipo. No tiene por qué ser un equipo homogéneo, puede ser heterogéneo, pero todo el mundo debe estar alineado para evitar situaciones caóticas.
Y lo segundo que haré, desde el punto de vista práctico, es crear una oficina de comunicación profesional que va a depender de un vicerrector o de una vicerrectora. Como he dicho antes, tenemos que trabajar la esencia, pero también la presencia. Hay que recuperar la credibilidad a nivel de institución, no puede ser que la percepción que tiene la sociedad de la Complutense llegue solamente a través de noticias de escándalos.
¿Qué papel cree que deben jugar los estudiantes en esta universidad?
Deben jugar un papel fundamental porque son el motivo de ser de nuestra universidad. Si no fuese por los estudiantes, seríamos un OPI (Organismo Público de Investigación), sin más. La misión de un OPI es crear conocimiento y, como mucho, transferirlo a la sociedad, pero nosotros creamos conocimiento y lo transferimos a unos futuros profesionales. Transferimos no solo el conocimiento, sino el amor al conocimiento, la capacidad crítica para crear conocimiento. Creo que esa labor es fundamental y solamente la pueden hacer las universidades. Las personas a las que estamos formando son el motivo de ser de la universidad.
Además, la universidad pública tiene una característica muy importante, la equidad en el acceso. La nota de corte puede ser alta, pero los que más se esfuerzan lo consiguen. Eso, desgraciadamente, no está tan presente en la universidad privada. Tenemos un programa muy importante de ayudas que hay que fomentar, tenemos que intentar que ningún estudiante que haya puesto esfuerzo e interés se quede atrás. Tenemos que evitar cualquier tipo de discriminación, porque eso es lo que transmitimos. Lo que transmitimos es un ejemplo de ciudadanía. Tenemos que construir ciudadanos, y eso lo tienen que vivir, lo tienen que ver.
Los estudiantes tienen que participar en la gobernanza de la universidad porque su punto de vista es muy importante. Al final, son ellos los que están recibiendo ese conocimiento, ese ejemplo, ese servicio.
La Comunidad de Madrid es una de las comunidades más azotadas por los recortes en los servicios de atención primaria y las urgencias. Como decano de la Facultad de Medicina y candidato a rector, ¿qué cree que se necesita para que la sanidad no se vea tan perjudicada?
Hay un déficit de determinadas especialidades. En algunas regiones más que otras, pero en general faltan especialistas en medicina de familia y pediatras de atención primaria. El motivo fundamental es que no hay suficientes incentivos para que los profesionales elijan estas especialidades y se queden en ellas. Tienen que ser atractivas y no se están haciendo atractivas.
La política lo envenena todo y hay un componente importante de agitación, pero no podemos olvidar que tienen una precariedad que no es aceptable en sus puestos de trabajo, con contratos que no son estables, con muy poco tiempo por paciente, sueldos bajos, etc. En fin, una serie de situaciones que hay que arreglar a corto plazo. Se ha propuesto de aumentar el número de estudiantes que ingresan en Medicina, pero eso no es la solución ya que los estudios demográficos indican que dentro de 12 o 13 años va a haber un superávit de médicos. Estaríamos invirtiendo un dinero importante de nuestros impuestos en la formación de los médicos para que se aprovechen países de nuestro entorno. El enfoque correcto, desde mi punto de vista, es mejorar las condiciones, hacer atractiva la práctica profesional en nuestro país, en nuestro entorno, en nuestra comunidad.
Habiendo trabajado tantos años en hospitales, ¿no lo echa de menos?
Siempre se habla de la vocación, y es un elemento importante, pero hay otro elemento casi más importante, y es que aquello en lo que te vuelcas acaba gustándote. Por ejemplo, yo siempre había pensado que el derecho era tedioso y complicado, pero en mi etapa en el Instituto de Salud Carlos III fui responsable del desarrollo de la Ley de Investigación Biomédica y de los reales decretos que la han desarrollado, y me tuve que meter de lleno en él y acabó gustándome. Al final, aquello en lo que te vuelcas y en lo que profundizas, acaba siendo ilusionante. A pesar de haber hecho cosas muy variadas, he disfrutado todo lo que he hecho.
Antes ha dicho que si es elegido rector, tal vez cuente para su equipo con personas que ahora forman parte de otras candidaturas, ¿se refiere a alguno de los candidatos o a parte de su proyecto electoral?
De todo. Ahora mismo cada uno tenemos que defender nuestro proyecto. Creo que todos los candidatos somos muy buenos para dirigir la Complutense y que cada uno estamos afrontando ese futuro con seriedad y con enfoques diferentes.
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Imagen destacada: Javier Arias Díaz, candidato a rector 2023 en la Facultad de Medicina. (Fotografía: Juan José Arenas)