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Joana Biarnés, una historia de éxito enterrada

La exposición “Madrid / Moda a pie de calle”, en la Sala Canal Isabell II, pone luz a los reportajes de moda que elaboró la pionera fotoperiodista en la década de los 60.
Una de las fotografías de la exposición “Madrid / Moda a pie de calle”. Foto: Joana Biarnés

Joana Biarnés fue la primera mujer fotoperiodista en España. Además de ser una pionera en la fotografía, llevó la alta costura a la calle. Sustituyó los estudios por l’Eixample de Barcelona o la Gran Vía de Madrid y creó tendencia con la ropa que fotografiaba. Pese a que captó como nadie la realidad de cada imagen, el reconocimiento público no llegó hasta sus últimos años de vida. «Ahora me empiezo a creer que he tenido que hacer algo que ha merecido la pena», reconocía en el documental de TVE ‘Joana Biarnés, una entre todos’, una obra que puso al descubierto el talento de una mujer desconocida para muchas personas.

Quien homenajea también a Biarnés es la Sala Canal de Isabel II, que acoge hasta el 23 de julio la exposición “Madrid / Moda a pie de calle” sobre los reportajes de moda que realizó la fotógrafa y que se concentraron principalmente en la capital, entre 1962 y 1972. La muestra incluye más de un centenar de fotografías que muestran la evolución de la moda y de la sociedad en una época de cambios trascendentales.

Joana Biarnés destacó por su discreción y capacidad de empatizar, lo que hizo que se ganara la confianza de artistas como Raphael, Dalí, Lola Flores o Carmen Sevilla. Su carrera profesional estuvo marcada por el “niña, esto es un trabajo de hombres”, un machismo que la empujó a no abandonar y a reafirmar su convencimiento de que no podía darles la razón. Su arma: el trabajo bien hecho. Por ser una mujer en un mundo de hombres, tuvo que demostrar doblemente que ella también era válida por ese trabajo. Cuando fue a ayudar a su padre como fotógrafa en un partido de fútbol, ​​los gritos del público: “¡guarra!”, “¡a fregar platos!”, obligaron al árbitro a parar el partido. Biarnés enseñó la acreditación de fotógrafo al director del campo y la autorizó a continuar ahí. Aguantó hasta el final del partido, aunque los comentarios no cesaron. Al terminar a carrera de periodismo se le cerraron todas las puertas. “Hombre… es que una mujer, eso nunca se ha visto, ¿no? Ya nos entiendes”, le decían los directores de los periódicos.

La fotoperiodista catalana se inspiró en publicaciones extranjeras como Vogue o Paris Match. Oriana Fallaci también fue una referencia para ella, una mujer que ponía en aprietos a sus entrevistados y que siempre tenía ‘la pregunta’ que metía el dedo en la llaga. Fallaci y Biarnés, además de compartir el ansia por ‘la pregunta’ o ‘la foto’, apostaron por su feminidad a la hora de ejercer su oficio de periodista. Pese a aguantar insultos en los partidos de fútbol o que le cerraran el paso para entrar en Las Cortes franquistas, aunque fuese acreditada, supo utilizar su condición de mujer como fortaleza. Un ejemplo de ello son las fotografías que tomó del grupo británico The Beatles en el avión que los llevó a Barcelona en 1965. “¡I take only one picture!”, exclamó Biarnés con un inglés macarrónico cuando Ringo Starr le abrió la puerta del hotel Avenida Palace. Biarnés, logró esquivar a la multitud de periodistas que esperaban a la entrada del hotel, se coló por el montacargas del edificio y probó suerte llamando a su suite. Ringo Starr la reconoció del avión y la invitó a pasar. Debían ser solo dos minutos, pero se terminaron alargando a más de tres horas.

A pesar de conseguir unas fotografías exclusivas que hoy en día tienen un valor documental incalculable, los diarios despreciaron su trabajo por ‘publicitar un estilo de vida hippie que iba en contra del régimen y banalizar a unos melenas que fumaban porros y enloquecían a la juventud’. Sus compañeros de profesión la culparon de coquetear para conseguir aproximarse a ellos.

El sensacionalismo, las noticias del corazón y los paparazis, empezaron a ocupar el mundo del periodismo de los años 80. Biarnés se negó a vivir de ello y dejó de lado la cámara para centrarse en su otra gran pasión: la gastronomía. Esta vocación la llevó a abrir junto a su marido un restaurante de éxito en Ibiza, Cana Joana, que dirigió hasta su jubilación.

Su obra como fotoperiodista cayó en el olvido, pero en sus últimos años de vida llegó el reconocimiento que nunca tuvo. El fotógrafo Cristóbal Castro, encargado por el Ayuntamiento de Terrassa de preparar una exposición sobre las riadas del Vallès, se presentó en su casa y descubrió el archivo de Biarnés. Después, vino la filmación del documental sobre su vida y recogió todo tipo de premios, desde la Medalla de Honor de Terrassa hasta la Creu de Sant Jordi.

Pionera, rompedora de estereotipos y avanzada a su tiempo, aportó a la fotografía de moda, social y documental una mirada innovadora y cercana que ha dejado una huella imborrable.

Joana Biarnés en la estación de Atocha en el año 1970. Foto: Jean Michel Bamberger.

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