Nicolás Casariego, escritor y guionista: “En cada momento de tu vida lees libros que te marcan o te hacen cambiar de alguna manera”
Madrileño de nacimiento, Nicolás Casariego es un escritor y guionista experimentado que traspasa lo narrativo a la gran pantalla. Finalista del Premio Nadal con la novela Cazadores de luz, firma el guion de la película La sociedad de la nieve junto con Juan Antonio Bayona, Bernat Vilaplana y Jaime Marqués.
Escribir es una pasión que le viene de familia. Ha viajado por todo el mundo presentando sus obras e incluso fue escritor residente de la prestigiosa residencia literaria Ledig House, en Nueva York. El cine siempre le ha llamado la atención y no descarta llevar alguna de sus obras a la gran pantalla.
P: Ha participado en el guion de una de las películas más destacadas españolas del momento: La sociedad de la nieve. ¿Cómo se presentó esta oportunidad?
R: De una manera sencilla. Yo había trabajado en el guion de Intruders, de Juan Carlos Fresnadillo, con mi amigo Jaime Marqués, y en esa película, las productoras eran las mismas que en La sociedad de la nieve. Como ya conocían nuestro trabajo, nos llamaron para que nos incorporáramos al proyecto.
P: Para ello, se basaron en el libro de Pablo Vierci. Pero, como se puede ver en la película, la historia la narra Numa Turcatti, uno de los jóvenes que perdió la vida en Los Andes. ¿Cómo se plasman los testimonios reales en un guion, tuvieron la oportunidad de hablar con alguno de los supervivientes para realizarlo?
R: El proyecto lo inicia Bayona cuando lee el libro de Pablo Vierci hace doce o trece años. Tanto él como las productoras están, en cierto modo, obsesionados con la premisa de, que al ser una historia basada en hechos reales, tenga un respeto enorme por los hechos, por las personas que sobrevivieron, por las que murieron y, por los familiares. Eso implica manejar muchísima documentación para trabajar desde la fidelidad en algo tan difícil como la realidad de lo que ocurrió. Entrevistaron a los supervivientes y estuvieron en contacto con ellos a través de Pablo Vierci. Todo esto ha estado presente durante el proceso de realización que, a diferencia de lo que puede ocurrir con otras obras basadas en hechos reales, en este proyecto ha primado la nobleza y el respeto absoluto a la hora de contar un hecho tan impactante.
Creo que es una película que ha gustado tanto a los familiares como a los supervivientes y la manera de contarlo les ha hecho sentirse identificados con todo lo que ocurrió. Conseguir eso es muy complicado teniendo en cuenta la experiencia tan difícil que cada uno de ellos vivió. Sólo ellos saben cómo se sintieron, como lo vivieron y qué pasó.
En ese sentido, toda esa documentación, ese respeto por transmitir lo que les ocurrió y hacerlo con la mayor fidelidad que puedes, creo que se ha transmitido y cualquiera que haya trabajado en esta película podemos sentirnos orgullosos.
P: ¿Cómo compararías la película ¡Viven!, basada en el libro de Piers Paul Read, con La sociedad de la nieve?
R: La película de Frank Marshall, adaptación del libro ¡Viven!, es una muy buena película. Si me apuras, diría que parece un poco documental y cuenta la historia muy bien. El reto que tenía Bayona, con otro libro que trataba la misma historia, era contarla de manera diferente y enfocarse en otra cosa. Son películas casi complementarias.
La sociedad de la nieve se dirige más a las emociones, intenta ponerte en la piel de los personajes, hacerte ver lo que pudieron sufrir tanto física como mentalmente y transmitir lo que pudo ser esa experiencia a nivel vital y emocional.
Creo que es interesante ver ambas películas porque cuentan lo mismo desde dos lugares muy distintos.
P: ¿Cómo ha sido trabajar con Bayona?
R: Fantástico. La verdad es que ha sido una suerte, he estado encantado. Trabajar con un director tan potente y con un equipo tan profesional siempre te permite aprender. Por ejemplo, me encantó desarrollar las escenas que tenían que ver con las emociones y ver cuál era su punto de vista.
P: El éxito de la película es impresionante, desde el triunfo en Los Goya hasta la nominación para los Oscar. ¿Cómo se siente al haber formado parte de este proyecto?
R: Desde el principio supe que una película en la que participaba gente como Bayona iba a ser un proyecto interesantísimo. Lo que pasa es que nunca se sabe cómo, una vez estrenada, va a trascender entre el público. Nunca se sabe.
Lo que más te sorprende es la gran trascendencia que tuvo ya que había momentos en los que ibas a cualquier sitio y había mucha gente hablando sobre la película. Se ha logrado llegar a hacer a la gente empatizar con lo que les ocurrió a estas personas.
Era muy difícil explicar todos los hechos, pero se consiguió. Pienso que es una película que transmite ciertos valores positivos con respecto a la empatía, a la comunidad, a la hermandad y eso me alegra mucho.
P: ¿Qué dificultades encuentra a la hora de adaptar una novela a la gran pantalla?
R: Eso depende muchísimo de la propia novela. Hay algunas que tienes que adaptarlas a un nuevo lenguaje, el lenguaje audiovisual, el lenguaje cinematográfico. Tienes que tener siempre en la mente la mirada de guionista.
Es cierto que yo tengo ambas visiones, tanto la de guionista como la de escritor, lo cual puede facilitarte el trabajo, pero siempre va a depender del tipo de novela al que te enfrentes. Es importante reflejar cómo cuenta el autor la historia y el estilo que tiene y tener la capacidad de contarlo con otro lenguaje.
P: ¿Le gustaría que alguna de sus novelas fuera adaptada al cine?
R: La verdad es que sí. La que más ilusión me haría es Cazadores de Luz, que es ciencia ficción. Creo que el universo que refleja sigue siendo interesante aunque hayan pasado casi 20 años. Lo curioso es que me parece que sigue vigente, que no se ha quedado antigua.
Me parece que los dilemas que proyecta y los problemas de la sociedad que plantea siguen vigentes y podrían valer.
P: La pasión por la escritura, ¿de dónde le viene?
R: A cualquiera que escribe le llega a través de la lectura. Primero eres lector, que es lo que vas a ser siempre, y luego ya te puedes hacer escritor. En principio suele ser porque hay cierta fractura con el mundo de la realidad que, de repente, te lleva en determinado momento a escribir.
En mi caso sí que se da la circunstancia de que ya había dos hermanos míos escritores, Pedro y Martín, pero precisamente por eso yo lo último que me hubiese imaginado es que me iba a dedicar a escribir porque estudié empresariales y pretendía lo contrario, tener un empleo bueno y fijo, no como muchos de mi familia que tenían profesiones liberales: arquitectos, diseñadores gráficos, etc.
Pero mira por dónde, al final la cabra tira al monte y, además, también tenía esa necesidad de escribir.
P: Y a la hora de escribir una nueva novela, ¿en que se inspira?
R: En el caso de las novelas, ya que cada texto al que te enfrentas es diferente, siempre ha habido una idea en la cabeza que, por alguna razón, se te queda y no se te va y poco a poco se va desarrollando. Al final llega un momento que ya te pones a escribirla. Una idea que no tiene por qué tener un final o todos los detalles pero que, por alguna razón, no sé por qué, te obsesionas con ella.
P: En 2005 fue finalista del Premio Nadal con tu novela Cazadores de luz. ¿Cómo recibió esta noticia?
R: Muy contento porque el Premio Nadal tiene mucho prestigio y mucha tradición literaria al igual que la Editorial Destino.Cuando escribes, en este caso una novela, el momento de publicarla es, en cierto modo, una liberación, y esta fue para mi muy obsesiva de escritura porque estuve 6 años con ella.
Fue un alivio pensar que ya la publicaba y que mi cabeza podía irse ya a otra cosa.
Esa noticia me dio mucha alegría: el Nadal, la Editorial Destino y una novela muy obsesiva. Ya podía quitármela de la cabeza.
P: El año pasado publicó Rayografía, un libro que nos enseña desde los ojos de un aficionado del Rayo Vallecano, lo que hay más allá del mundo del fútbol. ¿Cómo surgió este proyecto?
R: Es un mezcla entre crónica social y diario, es un libro que, aparte de estar escrito enfrente del ordenador y documentándome en todos los temas que aparecen, que son muy variados, tiene tal penetración social que puedes hablar de cualquier tema, que eso también me interesaba, me hizo trabajar en la calle, con la gente.
A través del Rayo Vallecano, un club singular de un barrio singular obrero de Madrid, puedes hablar de toda España, puedes ir más allá del fútbol. Naturalmente, cuando cuentas, en cualquier ámbito, también en el periodismo, con cualquier cosa que ves, ya estás haciendo un acto, me atrevería a decir, casi revolucionario. Hay quien dijo que la verdad es revolucionaria. Cualquier cosa que cuentas, ya de por sí, sólo por contarlo si es fielmente a lo que ves, hay siempre algo de protesta en lo que haces.
El mundo del fútbol es tan amplio y está tan implicado con la sociedad que, lógicamente, hay muchas cosas que no funcionan, igual que en nuestras vidas. Por eso, los temas sociales que puedan aparecer están en el libro porque yo estaba mirando el fútbol y lo que había alrededor. Te sale, no te hace falta forzar nada.
Solamente con lo que tú ves van a aparecer siempre temas que pueden ser polémicos o conflictivos. El caso es, sencillamente, atreverte a contarlo.
P: ¿Y qué es lo que más le gustó de ese proyecto?
R: Estar a pie de calle. Es algo que, por ejemplo, los periodistas lo tienen en la carrera. Yo, al no ser periodista, no lo había vivido pero tenía que utilizar tanto las técnicas periodísticas como el conocimiento de todo lo que yo había leído, como también los consejos de amigos periodistas que me ayudaron con este libro. Es muy interesante escribir según van surgiendo las cosas, es una experiencia maravillosa.
También me cambió toda la gente que conocí porque es un libro en el que desfilan entre cien y doscientos personajes. Nunca en mi vida había conocido a tanta gente como escribiendo este libro. Y es por un lado agotador, pero por otro lado muy interesante el poder reflejar muchas cosas de mucha gente, sus puntos de vista acerca de la vida y del fútbol.
P: Si tuviese que quedarse con un libro de todos los que ha leído, ¿cuál sería?
R: No podría decirte uno. En cada momento de tu vida lees diferentes libros que o te marcan o te hacen cambiar de alguna manera. Te voy a decir uno que leí mientras escribía Rayografía, un libro magnífico de un semiólogo, periodista y ensayista, Vicente Verdú. El título es El fútbol: mitos, ritos y símbolos. En él se analiza el fútbol desde la semiología y es brillante, interesantísimo por todas las reflexiones que hace, es un libro escrito en los años ochenta que está por delante de su tiempo.
Fotografía: Lola Agüero Mohino