Alfonso Armada: un eterno enamorado de los libros y del periodismo de largo aliento
El periodista y escritor impartió una conferencia en la Facultad de Ciencias de la Información bajo el título “Los libros como salvación”
Alfonso Armada (Vigo, 65 años) es periodista, poeta y dramaturgo. Estudió periodismo en la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense e interpretación en la RESAD de Madrid. Realizó sus primeras prácticas en el Faro de Vigo y trabajó en los periódicos El País y ABC, para los que cubrió sucesos como el cerco de Sarajevo, el genocidio de Ruanda o el 11S. También dirigió el Máster ABC/UCM y el suplemento del ABC Cultural. Entre sus obras destacan Cuadernos africanos, España, de sol a sol, o El rumor de la frontera. Además, es fundador y director de la revista digital FronteraD.
Armada, durante la conferencia que impartió en la Facultad de Ciencias de la Información el pasado 30 de abril, admitió, entre risas, que el título del acto, “Los libros como salvación”, parecía el de una secta religiosa. En realidad, escondía una verdadera declaración de amor por los libros y por su profesión.
Fueron muchas las razones por las que Armada animó a los presentes a sumergirse en el mundo de los libros. Lo principal para un periodista es la riqueza del lenguaje que se adquiere cuanto más se lee, algo fundamental para realizar buenos trabajos periodísticos.
Según afirmó, para él, el lenguaje es lo más importante, «la herramienta que nos sirve para entendernos, para evitar que nos engañen y afinar la manera en la que contamos las cosas”, independientemente del medio en el que se difunda el mensaje. También habló de la especial conexión que se crea entre el lector y el libro: “De los libros me gusta que pesen y huelan, no se apagan nunca, es increíble. Cuando lees un libro nadie sabe lo que estás leyendo o lo que estás haciendo cuando lo lees, cuanto tiempo estás con él o si lo abrazas. Se trata de una relación íntima entre el libro y tú”.
Armada defendió la lectura de novelas frente a algunos críticos que la consideran un género infantil. “Algunas novelas te cuentan mucho mejor el pasado, el presente y el futuro que muchos ensayos muy sesudos”. Por ello, afirmó que quien no lee novelas no se entera profundamente de lo que es la vida.
Fueron muchas los libros que recomendó para engancharse a la literatura: Crónicas del paraíso, de Wislawa Szymborska; Somos héroes y tumbas, de Ernesto Sabato; Los suicidas del fin del mundo, de Leila Guerriero; El emperador, de Kapuscinski, y en general los libros de Svetlana Aleksiévich y, cómo no, los de su escritor preferido, Franz Kafka.
Recalcó la importancia de informarse a través de la prensa escrita para descubrir contenidos que no buscas y que pueden despertar tu interés, una suerte de serendipia que Armada define como una especie de conexión planetaria, una sorpresa que aparece de forma inesperada.
Este hallazgo accidental, según aseguró, es más difícil que suceda con la información en Internet, porque se busca directamente lo que interesa. “Encontrar cosas que desconocemos y que nos interesan hace la vida mucho más entretenida, apasionante y sorprendente”.
Para Armada, el trabajo del periodista es ordenar el mundo en un grupo de páginas y darle un sentido. Esto siempre debe hacerse cumpliendo el pacto sagrado que firma con los lectores: no se puede inventar nada.
De su etapa como corresponsal, comentó que nada ni nadie puede prepararte para cubrir una guerra, la exposición al sufrimiento de los demás, y advirtió sobre la importancia de sentir compasión por la gente al cubrir un suceso atroz. “El dolor nos debe dejar huella, porque somos periodistas, pero también seres humanos. Si el dolor de la guerra no te cambia para siempre, nunca serás un buen periodista”, aseguró.
Otros de los temas que trató fue el de la importancia de contar con el tiempo necesario para realizar “periodismo de largo aliento”, algo que se ha convertido en un lujo en esta nueva realidad que reclama desesperadamente la inmediatez.