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Matilde Carlón Ruiz: “Lo principal es que los estudiantes sientan que van más allá de un simple paso por las aulas, que sientan lo que es pertenecer a esta casa”

Matilde Carlón es catedrática de Derecho Administrativo de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), donde es profesora desde el año 2000. Licenciada y doctora en Derecho por la Universidad de Oviedo, ha sido Experta Nacional Destacada ante la Comisión Europea y es técnica en excedencia de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones. En gestión universitaria, ha sido vicedecana de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la UCM, asesora del Secretario General y secretaria general. Entrevistamos a la candidata Carlón para que nos cuente, entre otras cosas, cuáles son los puntos clave de su programa, por qué decidió presentarse a estas elecciones y qué retos tiene ante sí la Complutense del futuro.

¿Cómo afronta esta candidatura a rectora de la UCM?

La asumo como rectoranda, que es una expresión que ha surgido en estos primeros encuentros con compañeros y que expresa, en última instancia, los términos en los que yo me aproximo a esta aventura. Es una candidatura electoral que asumo con la fuerza de los compañeros de la comunidad universitaria y, por supuesto, de los estudiantes, que son los que elegirán el futuro de esta universidad.

¿Por qué decidió presentarse a estas elecciones?

Porque me siento universitaria y complutense. El vínculo con esta casa me ha dado la fuerza necesaria para presentarme.

¿Cuáles son los puntos clave de su programa que le podrían llevar a ser elegida el próximo día 21?

Con mi propio lema “Despierta Complutense”, apelo a la enorme riqueza que compartimos entre todos: los profesores, investigadores, personal de servicios y, por supuesto, los estudiantes, que sois los que tenéis que estar más involucrados en esta universidad. Si no hay estudiantes, no hay universidad. Y precisamente ahora nos encontramos ante un momento clave. La universidad pública en general, y nosotros como Complutense, la universidad pública por antonomasia, estamos ante grandes retos como la LOSU, que está a punto de aprobarse y es una ley que nos va a obligar a pensar qué somos y qué queremos ser. Además, estamos también ante una bajada demográfica muy importante y que nos tiene que hacer repensar cosas como la formación a lo largo de la vida. Por otro lado, la proliferación de universidades privadas nos marca un escenario lleno de retos y de oportunidades. Por esto, hay que estar despiertos, reivindicando lo esencial.

Por primera vez en 200 años de historia hay cuatro mujeres candidatas. ¿Qué le parece este impulso de las mujeres para liderar una de las universidades más importantes del mundo?

En primer lugar, tengo que decir que el tiempo ha llegado de una forma no pretendida por mí. He sido la primera y única catedrática de derechos legislativos, la primera secretaria general, y en ese sentido, he vivido con naturalidad, pero a la vez con sorpresa, esa condición de pionera. Así mismo, el hecho de que nos presentemos por primera vez cuatro mujeres ya es una novedad. El que hayamos dado el paso cuatro compañeras ya habla por sí solo y deja patente una necesidad.

De toda su trayectoria profesional, ¿qué destacaría?

Sin ninguna duda destacaría mi íntimo arraigo con el oficio universitario, con el enseñar, aprender, investigar y el estudio. Es un oficio maravilloso al que me siento muy vinculada. Aunque he estado gran parte de mi vida profesional en la universidad, he tenido experiencias fuera, como en la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones, en la Comisión Europea o en el Tribunal Constitucional. No obstante, siempre he vuelto, y todo ese conocimiento y experiencia lo he revertido a esta casa, la Complutense, porque realmente me parece el mejor oficio del mundo.

¿Es quizás esto lo más arriesgado a lo que ha tenido que hacer frente en su carrera?

Sí. Sobre todo porque es una apuesta personal y colectiva. Hay muchos compañeros que me animan y asumo un riesgo feliz e incluso controlado porque me siento en una comunidad a la que pertenezco. Además, no me preocupa el fracaso, entre otras cosas porque estoy muy cómoda, estoy recibiendo muchísimo respaldo. Además, como hay tantas candidaturas, todo tiene también unos elementos aleatorios.

Puedo decir que vivo una aventura universitaria maravillosa, con lo cual, en ese sentido, es la decisión voluntaria más difícil que he asumido con plenitud. A la vez, lo vivo como una decantación de muchos años universitarios, de ir sumando experiencias e ir enraizándome cada vez más en esta Universidad Complutense. Justamente hoy, hace 25 años, esta casa me acogió y me abrió las puertas. Es absolutamente mi casa.

¿Cuál será la primera medida que tomará si es elegida rectora?

La primera medida es difícil y compleja porque esta casa es muy rica. Por encima de todo hay que ordenar. Sé que esto parece una simpleza, pero en mi experiencia previa, con las circunstancias en las que estamos ahora, tanto en términos de plantilla, de espacios y, en general, de todos los elementos del día a día, hay mucho que ordenar y que conocer. No podría decir un sector concreto porque precisamente lo difícil y a la vez maravilloso de nosotros es que estamos muy involucrados unos con otros. Por ejemplo, el PDI no seríamos nada sin el PAS, pero ni PDI ni PAS seríamos nada sin vosotros, los estudiantes. Por este motivo, pensar que puedes compartimentar y que hay una realidad única a la que prestar una primera atención me parece que es desenfocar un poco la riqueza.

Somos unas 78.000 almas, la mayoría estudiantes, y me parece que compartimentar es no entender lo que somos: una comunidad universitaria a la que todos pertenecemos y en la que necesitamos los unos de los otros.

Nosotros, como universidad, tenemos un prestigio enorme y eso es una vía de atracción a favor de nuestros estudiantes. Desgraciadamente, a veces nos faltan los engranajes para que eso sea tan fluido como nos gustaría a todos

¿Qué papel cree que deben jugar los estudiantes en esta universidad?

Un papel motor. Además, en ese motor se retroalimenta nuestro propio oficio, porque es nuestra vocación natural y es maravilloso tenerlos aquí. En los jóvenes a los que formamos como primeros destinatarios de nuestra labor, entre otras cosas, debemos encontrar también a los universitarios del futuro. Es decir, si no creamos vocaciones en vosotros, nosotros no podremos seguir creando esta institución. Es algo no menor que a veces pasamos por alto y lo primero que deberíamos intentar, como parte de nuestra función, es haceros partícipes de lo maravilloso que es el oficio universitario. Con todo, lo principal es que vosotros sintáis que realmente aprendéis y que vais más allá de un simple paso por las aulas, que sintáis, en definitiva, lo que es pertenecer a esta casa.

Eso, a su vez, servirá en el futuro para uno de esos retos de los que hablaba: la formación a lo largo de la vida. Hay que incidir más en eso, entender que uno se forma en un periodo de su vida que es extraordinario, que no se va a repetir con esa intensidad y hay que disfrutarlo así. Posteriormente, queremos que esos estudiantes vuelvan y eso es también un gran reto.

Una de las principales demandas de los estudiantes es la insuficiente oferta de prácticas y la falta de respuestas por parte de la universidad o las instituciones. Precisamente uno de los puntos de su programa es la mejora de la oferta formativa de prácticas y el aumento de las plazas disponibles, fomentando el papel de la oficina de prácticas externas. ¿Cómo lo hará posible?

Esos refuerzos exigen pasar de cosas generales a lo concreto y, evidentemente, también pasan por un refuerzo de personal. Tal y como estoy comprobando, personas que están trabajando en otros servicios o en otras actividades se podrían reconducir con una formación específica para reciclarse. A partir de ahí, también se podría crecer en los vínculos con empresas e instituciones públicas y privadas, pues muchas veces no podemos porque la oficina no está suficientemente dotada.

Nosotros, como universidad, tenemos un prestigio enorme y eso es una vía de atracción a favor de nuestros estudiantes. Desgraciadamente, a veces nos faltan los engranajes para que eso sea tan fluido como nos gustaría a todos.

Otro de los otros puntos destacables de su programa es el refuerzo y la ampliación de las becas de carácter socioeconómico, así como de excelencia y de ayuda material. ¿Cómo va a llevar a cabo esta ampliación de la oferta de becas y por qué la considera necesaria?

Todo eso tiene como problema de fondo la falta de financiación. Como universidad pública, que nos tenemos que reivindicar intensamente como tal, debemos tener una fuerte financiación pública que nos haga no sólo sostenibles, sino ambiciosos. Hace un momento hablábamos de las prácticas. Si tenemos el pulmón financiero para llevarlas adelante, siempre podemos ir a más y crecer hasta la altura de nuestro prestigio y de los tiempos.

La cuestión es que para eso debemos tener una interlocución con la Comunidad de Madrid. Dependemos muy sustancialmente de que realmente tengamos el apoyo financiero que nos merecemos. A partir de ahí, los precios públicos son una pieza de nuestra capacidad financiera. Hay que tender a que sean lo más bajos posibles porque, si no tenemos esa fuerte financiación pública desde la comunidad, no podríamos tener un equilibrio económico razonable.

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Imagen destacada: Matilde Carlón candidata a rectora 2023 en la Facultad de Derecho. (Fotografía: Paula Parra, La Videofactoría)

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