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Alfonso Gotor, segunda mejor nota del MIR: “A los futuros médicos les aconsejaría que nunca olviden el motivo por el que empezaron la carrera”

La Universidad Complutense de Madrid ha vuelto a destacar un año más entre los resultados de las pruebas de acceso a la Formación Sanitaria Especializada, posicionando entre los diez primeros puestos a ocho de sus estudiantes. Según el listado provisional de resultados publicado por el Ministerio de Sanidad el pasado 7 de febrero, el primer puesto del ránking en Medicina lo ocupa Noelia García, graduada por la Universidad Autónoma de Madrid. La joven, procedente del País Vasco, obtuvo un total de 190 respuestas correctas, lo que se traduce en un acierto del 95 por ciento del examen, es decir, la mejor nota del examen MIR del siglo XXI.

La segunda mejor nota tiene el sello de la Universidad Complutense. Su nombre es Alfonso Gotor Rivera, tiene 24 años y vive en Pozuelo de Alarcón. El estudiante forma parte de la tercera generación de médicos de su familia y consiguió 187 preguntas correctas de 200.

Su mayor pasión es la investigación y aunque todavía no ha decidido qué especialidad va a elegir, sus opciones son reumatología, hematología o dermatología. Aun así, según ha contado, durante toda la carrera quiso dedicarse a la medicina interna aunque, a día de hoy, no cumple con los requisitos para escogerla como especialidad. 

El joven estudiante de medicina, que desde que se publicaron los listados del ministerio ha recibido gran atención por parte de distintos medios, responde a las preguntas humildemente y pide que, por favor, no se le trate de usted.

P: En primer lugar, ¿cómo te sientes al haber conseguido la segunda mejor nota en el MIR 2024?

R: Muy orgulloso y muy contento. También un poco abrumado porque normalmente no suelo ser el centro de atención y no me suele gustar mucho serlo. 

P: ¿Qué te motivó a estudiar medicina?

Mis padres son médicos, así que, en mi casa siempre se ha hablado de medicina y es algo que al final influyó en mi decisión de hacer la carrera. También es cierto que yo siempre he visto a mi padres felices de hacer lo que hacen, siempre estudiando y buscando nuevas cosas de sus diferentes campos y yo, al final, quería eso en mi vida, no caer en la rutina. 

P: ¿Cómo ha sido tu experiencia en la Universidad Complutense de Madrid? ¿Consideras que la facultad ha tenido algo que ver con el resultado?

R: En Medicina estamos muy poco tiempo en la facultad, solo dos años. Esto ocurre porque luego vamos a nuestros respectivos hospitales yo me fui al Hospital Doce de Octubre, en Usera. Aun así, tanto la facultad como la unidad docente de mi hospital han sido una parte muy importante de lo que he conseguido. Mi preparación de 17 meses no puede ser más que los 6 años que llevo en la carrera. Desde luego que ha tenido mucho que ver.

P: El examen MIR es conocido por su nivel de exigencia y competencia. ¿Cómo te organizaste y cómo fue esa preparación?¿Hubo algún método o estrategia que consideres clave en tu éxito?

R: Como muchos de mis compañeros, me apunté a una de las academias que ayudan en la preparación del MIR. Además, he tenido la oportunidad de tener a muchos conocidos que ya se prepararon el examen en su momento y que luego me han estado ayudando y aconsejando respecto a qué hacían ellos. Entre la información de unos y los consejos de otros, elaboré mi propia rutina. Una vez hecha, solo he tenido que seguirla durante todo este tiempo. Teníamos manuales de cada especialidad con diferente información, nos asignaban un determinado número de días para preparar cada especialidad y estudiábamos sin parar. 

Dedicaba unas diez horas al día, a veces más y a veces menos. Había días más difíciles y otros en los que, sobre todo, cuando teníamos exámenes de prueba o simulacros, y los resultados no eran los mejores ya que la dificultad era mayor que la del propio MIR, te desesperabas un poco. Aun así, había que seguir adelante y seguir estudiando.

P: ¿Cómo fue el día del examen MIR? ¿Hubo algún momento en particular que recuerdes o que te haya marcado?

R: Durante la última semana, cada vez sentía más ansiedad porque estaba acostumbrado a ir a una asignatura por examen y a intentar saber todo lo posible únicamente sobre el tema de la asignatura. Evidentemente, en el MIR no se puede hacer eso. Los días previos me marqué objetivos de repasar o de hacer deberes más ambiciosos, quizás, de lo que debería. Como no me daba tiempo, eso me generaba más ansiedad. El día del examen dormí muy mal, me desperté con mucho sueño. No me puse a estudiar porque personas que ya lo habían pasado me recomendaron que no lo hiciera. Intenté distraerme esa mañana, comí pronto y me dirigí al examen. 

Salí con malas sensaciones. Fue una prueba rara con preguntas sobre temas que no solemos manejar mucho ni durante la carrera ni durante la preparación del MIR. Estuve unos días preocupado hasta que salieron las correcciones del Ministerio de Sanidad y ya pude relajarme más.

P: ¿Cómo ha sido el compaginar la vida social con el estudio? 

R: Imagino que estudiantes de otras carreras tendrán sus problemas a la hora de compaginar la vida social con el estudiar. Es cierto que es difícil. A veces puede resultar casi imposible según lo que quieras obtener. Pero en mis ratos libres siempre he intentado mantener el contacto con mis amigos o hacer cosas que me divierten o que me gustan. Esto es muy importante tanto para la carrera como para la preparación de un MIR. 

P: ¿Te has sentido suficientemente valorado en tu trayectoria formativa?

R: Al final, en mi clase éramos 130 alumnos. No teníamos la relación más estrecha que se pueda imaginar con los profesores porque ellos son médicos. Están en el hospital, se desplazan a la facultad, dan su clase de una hora y vuelven a ver pacientes. Si me preguntas si me he sentido valorado en el sentido de si me han felicitado cuando he obtenido buenos resultados, cuando me han dado oportunidades o cuando las he querido, pues sí.

P: ¿Cuáles son tus planes de futuro? ¿Qué especialidad tienes en mente?

R: Tengo tres. No me he decidido por ninguna. Estoy pensando en dermatología, hematología y reumatología, para que se entienda, la piel, la sangre y las articulaciones. De hecho, todavía estoy hablando con varios hospitales para ver si alguno me convence. Realmente lo que busco es tener la oportunidad de desarrollar mis habilidades químicas y diagnósticas y contar con un campo muy amplio de investigación. Actualmente estoy contactando con hospitales como el de La Paz, el Gregorio Marañón o el de La Fe de Valencia para ver qué especialidades se ajustan más a ese objetivo. La que lo cumpla mejor, será la que acabe eligiendo. 

A mí me gusta toda la medicina, durante la carrera pensaba en hacer medicina interna. En los últimos años me ha gustado cada vez más la investigación y, por desgracia, medicina interna tiene un campo de conocimiento tan amplio que la investigación está más limitada que en otras especialidades. 

P: ¿Cómo crees que el periodismo puede influir en la percepción pública de la medicina y la salud? 

R: La labor que considero importante del periodismo es la difusión de conocimientos más generales y enfocados en el hábito de vida de las personas. En medicina siempre nos hablan de los determinantes de salud de Lalonde (los estilos de vida y las conductas de salud, el medio ambiente, la biología humana y el sistema de asistencia sanitaria) y nos dicen que el de los hábitos es el más importante y en el que menos se invierte porque al final es el que más determina la salud, no los médicos. De hecho, cuando vemos a un paciente, a veces no más de cinco minutos, ya están enfermos y lo más importante es la prevención. Por eso considero que reforzar los hábitos de vida saludable o difundir información al respecto es mucho más importante que contarle al público información sobre una molécula que se haya descubierto recientemente. 

P: Una vez terminada la carrera, ¿se la recomendarías a los jóvenes que están ahora mismo en bachillerato pensando qué hacer en su futuro?

R: Ahora que he terminado el MIR, estoy entrando en contacto con mi profesión y me encuentro con que hay mucha revolución con la inteligencia artificial. No sé cómo va a avanzar mi especialidad en los próximos años así que no creo que tenga la capacidad para recomendarles que hagan o no medicina porque no sé si la medicina seguirá existiendo o si meteremos unos algoritmos en un programa y nos quitarán el trabajo. Por ello, les diría que cada uno piense en aquello que le guste. Si es medicina, adelante. Pero que sepan que hay importantes incertidumbres que las tenemos todos.

P: Si tuvieras enfrente un pabellón lleno de estudiantes de medicina, ¿qué mensaje o consejos les darías?

R: Desde el punto de vista académico, todos los que han entrado en medicina saben estudiar y sacar sus, por lo que ahí no tengo mucho que añadir. Les aconsejaría que no se olvidaran del motivo por el que empezaron la carrera. Es muy bonita la fisiología o la patología, que son cosas impresionantes e interesantísimas, pero ese no es nuestro fin. Nuestro fin es la persona. A la formación técnica, que muchas veces es lo único que se da en las universidades, hay que sumarle el humanismo médico que ha habido siempre en España para que no se nos olvide el que no estamos tratando una gripe, sino a una persona con gripe que tiene sus preocupaciones, sus circunstancias que tendremos que acoger y darle una respuesta.

P: ¿Y qué le dirías a un estudiante que el año que viene tiene que preparar el MIR?

R: Lo primero, le avisaría de que lo va a pasar mal, muy mal. Le diría que lo acepte porque los otros 14.000 que también se presentan van a estar igual. En cuanto a organizaciones o academias que le ayuden a prepararlo, que vaya con sus amigos. Esto es muy importante porque todas las academias te van a ofrecer lo que necesitas pero valen más las propias personas que la organización en sí que se apunte con sus amigos y que haga las cosas con calma. Además, le insistiría en que aproveche antes de ponerse a estudiar duramente y que reflexione sobre lo que quiere o no quiere hacer para saber cuánto esfuerzo va a tener que invertir. Y lo más importante, que no se preocupe tanto por un número porque, al final, es lo de menos. Una semana o dos después del MIR nadie va a saberlo ni nadie te va a preguntar por él, mucho menos un paciente. 

Foto: Lola Agüero

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