Entrevistas

Adela Medrano, primera doctora en comunicación en España: “Las mujeres pueden hacer lo que quieran, al igual que los hombres. No es una competición, cada uno puede hacer lo que le dé la gana” 

Adela Medrano, guionista, directora de documentales y periodista, fue la primera doctora en Comunicación en España, con la tesis titulada La enseñanza universitaria de la realización cinematográfica, que defendió en la Facultad de Ciencias de la Información. El pasado 7 de marzo, la facultad en la que también estudió y donde fue profesora, le rindió un homenaje e inauguró un aula con su nombre. 

En la residencia en la que Adela reside actualmente, su habitación está repleta de libros, lo que hace ver que sigue siendo una mujer intelectualmente activa, con ganas de continuar aprendiendo siempre que puede. Muy risueña y cercana durante la conversación, se mostró continuamente agradecida por ese rato de charla. 

P  ¿Cómo comenzó su interés por el cine? 

R: Estaba estudiando primero de Derecho en Barcelona y, como me habían suspendido una asignatura, no podía pasar a segundo curso. Entonces, me matriculé en Periodismo y me di cuenta de que me gustaba mucho. Como en Barcelona sólo podía estudiar hasta segundo, tuve que venir a Madrid para hacer tercero. Y aquí fui muy feliz: me encantaban la ciudad, los estudios, mis colegas y compañeros… Formamos una especie de hermandad que nunca se ha perdido.

P: Y del periodismo pasó a los documentales…

R: Mi primer marido era fotógrafo y director de cine y yo le ayudaba. Revelar fotografías, ver cómo surgía un imagen de un papel en blanco al sumergirlo en el caldo donde lo habíamos sumergido me parecía magia. 

Pero no he podido ser buena fotógrafa por dos razones: porque llevo gafas y por mis temblores. Sin embargo, al hacer documentales siempre tuve la suerte de trabajar con equipos que me ayudaban mucho. Al final, la vida te lleva a actividades que desconocías pero que son muy interesantes y acabas amando.

P: Usted empezó en el mundo del cine escribiendo guiones, ayudando con la fotografía, etc.  

R: Aprendí bastante documentalismo de los libros ingleses. Los ingleses son grandes documentalistas y en aquel momento se estudiaban mucho.  

Me introduje en ese mundo y me di cuenta de que nosotros también teníamos que ir recuperando nuestra cotidianidad y, al mismo tiempo, cambiar la forma de hacer documentales. 

P: En esa época ser mujer no era fácil. ¿Sintió algún tipo de limitación? 

R: Yo me había casado con un señor que empezó a hacer ficción en festivales como el de Santander y el de Granada. Él era fotógrafo profesional y cuando lo contrataban para trabajar en festivales, yo ejercía de asistente, desde llevar las cámaras a echar una mano controlando a la gente para que no estropeara la toma. 

Trabajé mucho con el padre de mis hijos y nunca había soñado con dirigir hasta que, por circunstancias de la vida, con dos hijos, me vi obligada a ganar mi propio dinero. Por eso inicié mi carrera como directora.

P: ¿No volvió a Barcelona? 

R: No. Empecé trabajando en Madrid porque me conocían mucho. Empecé con Torán y Borau, dos compañeros de Carlos [se refiere a Carlos Saura, quien había sido su marido] que habían estudiado en la escuela de cine. 

Torán me incluía en todo lo que le llegaba a él que no le gustaba, lo que yo denominé “cine aplicado”, porque era un cine aplicado a explicar los procesos industriales. Luego lo llamamos “cine industrial».  

P: ¿Cómo compararía su experiencia en el periodismo con el mundo del cine? 


R: Eso es muy curioso porque a mí el periodismo me gustó mucho.  Pero cuando entré en la productora Cine Corto no había nadie que dirigiera, así que me encargué yo.  Torán quería ir a cubrir la guerra de Afganistán, de la Quadra-Salcedo a Sudamérica… Es decir, los socios de esta compañía tenían unas visiones más altas y yo me quedé a dirigir los spots publicitarios y los documentales de riesgos de los trabajadores. Pasé a hacer cosas que a ellos les parecían poco importantes. Y, como eran poco importantes, las hacía yo todas.

P: Así que el periodismo pasó a un segundo plano en su vida….

 R: En cierto modo, yo todo lo que hacía siempre lo proyectaba como periodismo

Me leía las memorias de las compañías, ese era mi guion, y pensaba sobre qué me parecía más importante para resaltar. Sin querer, te vas dando cuenta de que tienes que hacer cosas que sean útiles para los demás, y eso te llena de satisfacción. 

P: ¿Y cómo hacía para compaginar ser periodista, guionista, directora, estudiar una carrera y por último, pero no menos importante, ser madre? 

R: No lo sé, pero lo hacía muy bien. Estas cosas te las va dando la vida. Hay que tener confianza en la vida y en ti, pero a ti te lleva la vida, como una corriente. Tienes que trabajar porque hay que ganar dinero para mantener a tus hijos. 

Al mismo tiempo, te vas dando cuenta de que estás capacitada para ganar dinero. Cuando acabas la carrera, siempre tienes miedo, pero es importante tener confianza en una misma, en lo que has hecho y en lo que sabes. La necesidad genera el deseo y la alegría por lo que haces porque te sientes útil. 

P: Eso coincide con el final de la dictadura y el inicio de la transición. ¿Cómo vivió usted ese momento histórico? 


R: Durante la transición volví a ser periodista, volví a hacer muchas entrevistas a la gente, incluso por la calle, y me enteré de lo que estaba gestándose en la sociedad. Volví a recuperar ese afán de producir cosas que fueran útiles. A mí me ha motivado mucho ser útil. Soy la mayor de diez hermanos y ser útil en mi casa fue fundamental.

P: En 1981 presentó su tesis doctoral, titulada La enseñanza universitaria de la realización cinematográfica

R: Tras haber acudido a varios festivales de cine, pude ver que los americanos venían con títulos académicos relacionados con la realización cinematográfica en el ámbito universitario. Es en ese momento cuando comencé a desarrollar mi idea sobre la relación del cine y el mundo de la educación. 

P: ¿Recuerda alguna anécdota de su etapa como profesora en la Facultad de Ciencias de la Información?

R: Tuve mucha suerte porque daba clase en quinto curso, con lo cual me encontré con un alumnado formado al que le interesaba lo que yo contaba. Esto me ayudó a plantearme la pregunta para hacer mi tesis: ¿qué hacemos en la universidad estudiando cine? ¿Qué puede aportar el cine a la universidad? 

Nos habíamos preparado para enseñar cine y no sabíamos qué decir en la universidad porque no teníamos manuales y se tuvieron que hacer de la nada.

P: De todos los proyectos que ha realizado en su carrera profesional como Composición de Otoño o Es así, ¿cuáles recuerda con más cariño? 

R: Esculturas para una autopista lo recuerdo con mucho cariño y fue muy difícil. El problema fue el encuadre, que es maligno. Tenía el encuadre en horizontal y las esculturas en vertical y no podía dividir en cachitos una obra de arte. Había que intentar que  la luz del sol ayudara, pescar al autor y que contara lo que había hecho, buscar a gente que colaborara para dar significado a lo que tenía delante.

P: ¿Quiénes han sido sus referentes? 

R: Un buen ejemplo es Enrique Torán. Él venía de la publicidad y me enseñó a vislumbrar a la gente y  cómo hacer publicidad. 

P: ¿Y algún nombre que le haya acompañado siempre en su carrera? 

R: He tenido mucho apoyo siempre. Por parte de la Academia de Cine y por parte de esta facultad también. 

P: ¿Cómo ve el mundo del periodismo en la actualidad?

R: Yo creo que sigue habiendo una gran necesidad de buenos periodistas. Hay medios, muchos, hay medios suficientes. También es verdad que al haber muchos profesionales puede resultar difícil encontrar trabajo. Sin embargo, lo más importante es aportar algo a la sociedad. El periodismo debe aportar algo.  

Los que hemos estudiado periodismo hemos cursado asignaturas que sirven para abrirnos al mundo, para leer a los buenos, como Sócrates, y aportamos creatividad. 

P: ¿Y el cine español? 

R: Muy variado. Es muy difícil competir con los americanos. En España nos hemos refugiado en un cine de arte y ensayo. Hemos tenido directores muy buenos que se han concentrado en hacer cosas muy graciosas y muy divertidas. 

El público es el que no es tan bueno con nosotros. Es a él a quien hay que contarle que España puede tener un buen cine si cuenta con su apoyo. 

P: Y actualmente, ¿le gusta mantenerse informada de lo que sucede? ¿Y de los nuevos estrenos? 

R: Leo todos los días el periódico. Me lo trae un compañero, me trae dos distintos. Voy alternando, El País y el ABC o El Mundo, no quiero politizar mi opinión sobre los asuntos de actualidad y es por eso que leo un poco de todo. 

Los periodistas tienen que estar al tanto de lo que pasa. Es muy difícil ahora marcharse de   aventura porque el mundo está muy peligroso. Han muerto periodistas. Pero estar informado es fundamental. 

El mundo ha crecido mucho. Los periodistas tienen un campo ahora impresionante. Más difícil, mucho más difícil que el nuestro ya que los que nos dedicábamos a esto éramos almas contadas. 

P: No sé si lo sabe, pero este ha sido el primer año que en los Premios Goya ha habido más representación femenina que masculina. ¿Qué siente usted al ver este cambio del papel de la mujer en el cine? 

R: Me parece muy importante. No es ganas de hacer feminismo, es un hecho. Es un hecho contabilizable y me parece estupendo que hombres y mujeres estén en igualdad de condiciones. Es posible que la mujer tenga en algunas cuestiones más dificultades y que tenga que hacer más heroicidades. Pero ha habido mujeres extraordinarias cubriendo guerras. 

Las mujeres pueden hacer lo que quieran, al igual que los hombres. No es una competición, cada uno puede hacer lo que le dé la gana. Cuanto más informados estemos, mejor nos va a ir. Cuanto más sensibilidad tengamos con las desgracias que ocurren en el mundo, más obras sensibles produciremos. Lo que tenemos es que estar muy preparadas. 

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